Aprendiendo a aprender

Cuando estudiantes, los seres humanos se preguntan si lo que están aprendiendo es suficiente o no para lograr sus objetivos y cómo mejorar para aprovechar al máximo sus estudios.

Aprender un nuevo idioma no significa hablar con fluidez, sino expresarse de forma natural, sentirse cómodo ante la presencia de extranjeros, ver películas y noticias en la televisión, discutir, defender su punto de vista, es decir, actuar como un ser humano. sociedad, también conociendo costumbres y culturas. En la lingüística moderna, lo llamamos asimilación natural: es el mismo proceso que hacen los niños cuando aprenden su lengua materna. Los oídos se usan más que los ojos y cada uno desarrolla su ritmo de aprendizaje.

Siempre escuchamos que es al cometer errores que aprendes. Esta es una de las formas de aprender ya que nos corregimos para no repetir el error. Pero, la pregunta es: ¿Preguntar si también aprendes? Ciertamente. Al hacer preguntas, las personas pueden desarrollarse, persiguen sus ideales, son persistentes e interactúan. Una pregunta bien hecha puede ayudarnos a organizar información, evaluar nuestras ideas y crear otras nuevas. El aprendiz se convertirá no solo en espectador sino también en protagonista. Desde que nacimos, estamos en constante aprendizaje. Según la investigación, un niño de 4 años hace un promedio de 437 preguntas al día. Ella no tiene miedo de cometer errores, y mucho menos de aprender. Esta fase no debe limitarse a la infancia. Debe usarse principalmente en nuestros estudios. Cuanta más información obtengamos, más posibilidades tendremos de diferenciarnos del resto.

Entonces, en tu próxima clase, recuerda que no hay mejor manera de aprender que haciendo; entonces, haz una pregunta!