Inteligencia emocional en las escuelas
El concepto de Inteligencia Emocional se ha dado a conocer en todo el mundo como un componente esencial en el liderazgo corporativo. Daniel Goleman, pionero en la investigación en esta área, desarrolló herramientas y técnicas para ayudar a profundizar las habilidades de liderazgo y hacer que los profesionales sean más efectivos.
Algunas escuelas primarias estadounidenses han creado una metodología basada en el desarrollo de las habilidades sociales y emocionales de los niños. Un gran número de investigadores dice que la inteligencia emocional es fundamental para el éxito escolar y la vida social de los niños. Los niños con poca capacidad emocional luchan por hacer amigos, les falta atención en el aula y tienen sentimientos de frustración, timidez e inseguridad. Los estudiantes con buenas habilidades emocionales pueden controlar los impulsos, saber que no siempre se puede obtener lo que se desea de inmediato, generar ideas y ponerlas en práctica, comprender los sentimientos de otras personas y lidiar con altibajos de la vida naturalmente.
Las escuelas donde los niños están felices y motivados a menudo tratan la inteligencia emocional como una prioridad. Además del aspecto académico, esta metodología aspira a una cultura que promueva el pensamiento positivo, utilice afirmaciones positivas y haga que los niños sean autosuficientes en el manejo de sus sentimientos. Su objetivo principal es proporcionar a los niños técnicas simples que se conviertan en hábitos positivos para aumentar su bienestar y, en consecuencia, ayudarlos a ser adultos exitosos y más felices.
Características de un ambiente de aprendizaje positivo.
Seguridad: un entorno libre de miedo y presión psicológica o emocional. Libre de amenazas, castigos, intimidación, humillación o vergüenza.
Respeto: los estudiantes y los maestros respetan los sentimientos, necesidades, creencias, valores e individualidad de los demás.
Apoyo personalizado: los estudiantes son tratados individualmente. Sus necesidades, talentos, potenciales e intereses son compatibles.
Estímulo: el material y el entorno estimulan la curiosidad de aprendizaje natural del alumno.
Flexibilidad: los cambios a menudo se realizan fácilmente para la adaptación.
Una actitud mental positiva es uno de los principales ayudantes para el éxito. Los pensamientos negativos afectan los sentimientos de los niños y, como resultado, pueden ponerlos tristes, con baja autoestima o incluso deprimidos. Durante las pruebas u otras situaciones desafiantes, los niños tienen más probabilidades de tener éxito si previamente ha habido una preparación cuidadosa y estimulación positiva. Fomentar una actitud positiva y un lenguaje ayudará a su hijo a lo mejor de su capacidad.
Una excelente manera de promover esta actitud es mediante el uso de afirmaciones positivas. Este es uno de los secretos de las personas exitosas. Por ejemplo, si un niño es tímido, puede pedirle que escriba en una hoja de papel: “Hoy tengo confianza y hablaré con la gente fácilmente”. La repetición diaria con convicción y creencia de una declaración como esta, beneficiará al niño a desarrollar una perspectiva más positiva de la vida. Es recomendable contar con el apoyo de los padres o tutores del niño en el hogar para que se refuerce la técnica. La autoestima saludable generalmente está relacionada con buenas habilidades emocionales. Los niños con buenas habilidades emocionales tienen más probabilidades de tener una imagen positiva de sí mismos: sentirse felices, seguros y seguros; chatear y hacer amigos fácilmente; poder pedir ayuda sin miedo y sin miedo.
Fomentar la actitud: “Yo puedo. Yo consigo.”
Creer que las cosas son difíciles o imposibles debilita la motivación de los niños. Prácticamente todos los niños, en algún momento de su vida, piensan: “No podré hacer eso”. o “Esto es muy difícil para mí”. Tales creencias son dañinas, los estudiantes pueden no darse cuenta de su potencial y terminar sin probar formas que podrían ayudarlos a mejorar. Etapas como “Estoy aprendiendo” o “Estoy mejorando” son simples cambios de comportamiento y se ha demostrado que son muy efectivos para fortalecer la confianza y la autoestima.
Nuestras emociones evolucionan como una herramienta de supervivencia. Cuando estamos molestos, los centros emocionales “secuestran” nuestros pensamientos, haciéndonos incapaces de pensar con claridad, concentrarnos en las tareas e incluso hacerlas más difíciles. En este caso, tanto en el lugar de trabajo como en el aula, es extremadamente importante saber cómo manejar nuestras emociones para un buen aprendizaje, enfoque y concentración.